sábado, 16 de noviembre de 2013

Fragmentos

Título: Fragmentos
Autor: Minsuck
Pareja: Luhan/Xiumin
Word count:  1,460 w
Rating:  T
Género: AU, angst
Resumen: ¡Pon atención al camino!
Advertencias: Muerte de un personaje
a/n: Lo escribí para un taller de escritura que estoy tomando y lo adapté un poquito~. No soy muy buena con los temas tristes, así que espero que les agrade ;;.









MinSeok nunca estuvo a salvo tras el accidente.

El cinturón de seguridad no pudo cumplir su propósito porque no abrazaba su cuerpo en el momento en el que el auto sufrió el impacto, cuando LuHan aceleró la velocidad sin antes mirar al frente y notar que otro auto iba en su dirección.

LuHan se enteró de ello la segunda vez que despertó envuelto en el estéril blanco de una habitación que no era suya.

Su madre comenzó a sollozar desesperadamente al escucharle preguntar quién era MinSeok, y él no era capaz de entender el porqué… hasta que el médico que atendía su caso frunció el ceño y le informó que su memoria fue afectada por el fuerte golpe que recibió en la cabeza.

LuHan vivió con sus padres durante un año exacto después del difuso período de tiempo que fue su estancia en el hospital, y el hacerlo fue un completo desastre.

Cada espacio y objeto ahí y en el hogar de algunos de sus amigos, tanto los que podía reconocer como los era imposible recordar, disparaban imágenes en cadena que hacían que su cabeza doliera. Eran tan borrosas, que la mayoría del tiempo solo distinguía  colores que se fundían uno con otro en los bordes. Las únicas ocasiones en las que obtenía imágenes nítidas, eran cuando tomaba ropa al azar de su armario y terminaba por colocarse alguna de las prendas que sus padres consiguieron sacar de su antiguo departamento y que por alguna razón le quedaban pequeñas. El aroma que emanaba de ellas le permitía una mejor perspectiva. A veces, en las breves imágenes distinguía la parte posterior de un cuerpo delgado y descubierto; otras con la ropa que justo se había colocado, aunque era claro que aquel cuerpo no era suyo. Distinguía también la curva de unos labios que podían estar hinchados o no. Había ocasiones en las que parecían haber besado hasta el cansancio, y otras en las que el labio superior desaparecía parcialmente para dar paso a una hilera de dientes tan blancos como la habitación del hospital en la que estuvo, ya fuera para formar una gran sonrisa, o un gesto hostil, como si su poseedor fuera un león que ruge para defender su territorio.

LuHan no encontró otra prenda así desde la primera vez que su madre le vio usando una, y cuando preguntó por el fragmento de recuerdo, nadie dijo una sola palabra.

Sin embargo, más fragmentos de esa persona; poseedora del cuerpo delgado y los irresistibles labios (la mayor parte del tiempo rojos e hinchados), continuaron apareciendo en su mente hasta que cruzaron el límite. Entonces la persona; un chico, se hizo más real. Aún no era tangible, pero ahora tenía volumen. Ya no era como un dibujo en un pedazo de papel o una figura en la televisión.

A fines de ese desastroso año, uno de sus amigos le contó sobre MinSeok.

MinSeok, cuyo pequeño cuerpo atravesó el parabrisas del auto durante el accidente que LuHan recordaba como algo únicamente suyo. El mismo MinSeok, dueño de los destellos de rojizo cabello y radiante sonrisa que se había acostumbrado a ver en cada parpadeo con rapidez.

MinSeok, quien no sobrevivió tras la colisión del auto casi un año atrás, y cuyo recuerdo desapareció de su cerebro junto con otros datos de su vida que, según los médicos, era posible recuperar con el tiempo.

LuHan deseaba que también fuera posible recuperar a MinSeok. Y olvidar la parte al final del día, en la que soñaba con lo que había sucedido antes del fatal accidente.

Resultaba difícil para LuHan el concentrarse en el camino mientras el volumen de su voz se unía a la de MinSeok y aumentaba. Lo que comenzó como una innecesaria pregunta tintada de celos se convirtió en cuestión de minutos en un violento impacto que dio paso a un parabrisas roto y un cuerpo que era expulsado fácilmente hacia el exterior a través de este. El castaño cabello que caía sobre la frente de LuHan fue oscurecido en poco tiempo por la sangre que escapaba a borbotones de la herida que el golpe contra la guía del auto ocasionó en su cabeza. Su vista perdió enfoque inmediatamente, pero en el instante de lucidez que en el que miró a su derecha,  notó la ausencia de MinSeok a su lado. Pensó que él estaba en mejores condiciones, si había logrado escapar tan rápido del peligro en el que LuHan les había metido. Por un momento se sintió avergonzado, porque sabía que de no haber comenzado una discusión a base de nada, no estarían atrapados en semejante problema.

Una tonta discusión por motivo de celos que le había hecho colisionar su auto contra otro en una carretera casi desierta, pues era tarde. Celos de que el ex-novio de MinSeok, más alto y guapo que él, si preguntaban por su opinión, pudiera capturar una vez más la atención del  que consideraba era el amor de su vida. Con una baja estatura y hermoso rostro enmarcado por la vibrante sanguina de su cabello, MinSeok era la pareja perfecta para SeHun. Al menos visualmente. La firme moral de del pelirrojo y su respeto por si mismo nunca le permitiría regresar a los brazos de quien jugó con su cuerpo y mente hasta dejarle hecho trizas. Además, LuHan era el único que MinSeok quería en su vida.

Entonces, ¿para qué discutir?

¿Para qué envolverse en un accidente tan ridículo como ese sabiendo que MinSeok le pertenecía tanto como él le pertenecía a MinSeok?

Sus padres dijeron que se habían mantenido en silencio para evitarle el dolor, y él tomó la decisión de mudarse a un lugar lejos del pasado que había perdido. No rentó un nuevo departamento, ni regresó al antiguo. No se alojó con alguno de sus amigos; y mucho menos se quedó con sus padres.

Pero el edificio al que partió no era mucho mejor.

Ahí, las memorias que involucraban a MinSeok se volvieron menos constantes.

El pelirrojo se negaba a dejarle o a volver al papel del que había logrado escapar tiempo atrás, pero LuHan ya no le percibía de la misma manera. Había días en los que le temía, y otros en los que sollozaba con amargura una vez que MinSeok se desvanecía, pidiéndole a gritos que regresara.

LuHan odia los recuerdos tanto como odia recibir visitas o dejar la burbuja en la que se encerró. Los considera retazos de una vida que poco a poco dejó de ser real.

Ahora, LuHan abre los ojos cada día para encontrarse con el deslumbrante blanco, de una habitación que le vio perder paulatinamente los estribos durante dos años. Por la mañana, tan pronto como la luz hace que sus pupilas se dilaten, piezas de lo que alguna vez fue su vida comienzan a pasar frente a él como si en lugar de estar en el interior de su cabeza, le acompañaran dentro de esas cuatro paredes. La desventaja es que volvieron a ser el caos de colores del pasado; aquel que siempre le causaba dolores de cabeza.

A veces también se presentan en la forma de una risa o palabras que hacen eco en el limitado espacio al que se ha confinado por decisión propia, y otras más como caricias que le erizan la piel. A veces permanecen con él hasta al anochecer, y otras se desvanecen en un abrir y cerrar de ojos, como si nunca hubieran estado ahí. En ocasiones las imágenes no regresan sino hasta que se ha olvidado de su existencia, cargando consigo un ardor que se genera en su pecho y se extiende hacia su estómago, causándole un tipo de dolor fantasma, porque lo siente, pero a la vez no. Al principio, LuHan pensaba que el dolor era permanente, pero pronto descubrió la relación entre este y sus memorias, cuando estas perdieron su consistencia.

Y aún así, el dolor no es la razón por la que LuHan aprendió a odiar sus recuerdos.

La razón es… que una vez que comenzaron a presentarse solo cuando dormía, éstos se convirtieron en sueños, y en algún punto entre esos dos años, MinSeok dejó de ser el perdido amor de su vida para transformarse en un personaje de alguna de las historias para antes de dormir que su madre le relataba cuando era pequeño y del cual se había encariñado demasiado. Aunque también era el amor de su vida, perdido en un accidente del que había sido culpable.

LuHan odia los recuerdos porque le confunden. Odia a MinSeok porque ya no es capaz de reconocerle como alguien o como algo.

LuHan odia. Odia haber causado un accidente y odia no poder recuperarse por completo del mismo.

Lo único que desea, es volver en el tiempo para encontrar una vez más la realidad.



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